Mi nombres es Natalia Villarroel, soy curicana y tengo 27 años. Soy un pescadito piscis en el calendario zodiacal y un venado en el calendario maya, porque nací el 8 de marzo como buena feminista. Corro regularmente desde el año 2013. En un comienzo muy autodidacta y hace solo 1 año con entrenamiento y coaching formal.
¿Cuándo decidiste correr tu carrera?
La maratón de Viña era algo que tenía pendiente, la verdad. El año pasado me inscribí para correr 42k, pero post Maratón de Santiago se acrecentaron algunas molestias que venía arrastrando en la cadera y espalda baja, así que tuve que obedecer a mi traumatólogo y decidí bajarme de la carrera. De todos modos, ese año igual viaje a Viña a correr 10k y pude apreciar el lindo ambiente de la carrera, así que más ganas me quedaron de correr los 42k de Viña 2019.
¿Por qué decidiste correr los 42k?
Estos 42k, además de ser una deuda, significaron la primera vez que en 1 año corro 2 maratones y quería saber que ocurría con eso. Hay gente que te dice que 2 es mucho, que te puedes lesionar, que etc., etc., etc.; pero quería ver cómo se me daba y al final resultó todo muy bien. Al otro día andaba “como tuna”. Asimismo, quería llevar una consigna conmigo. Quería en alguna maratón decir al mundo que ser vegano no es impedimento de nada y que no somos más débiles que otros, y elegí esta oportunidad para llevar una polera con la consigna “vegan” y “the future is vegan”.
¿Cómo organizaste el viaje: cuántos días antes llegaste, dónde alojaste?
El hospedaje se organizó como con 2 meses de anticipación. Fui con unos amigos y el lugar donde estuvimos era muy lindo, quedaba en el cerro, como a 15 minutos de meta. Llegamos el día anterior a la carrera, así que no fue mucho lo que estuvimos en Viña, pero se disfrutó bastante y sirvió para descansar bien previo al magno evento.
¿Qué lugares recomendarías para comer, cómo organizaste tu alimentación?
En cuanto a mi alimentación, me planifique en la semana para aumentar los carbohidratos y la hidratación, y comi pizza la noche previa a la carrera. De todos modos, mi nutri me pseudo llamó la atención post carrera, ya que no fue suficiente lo que comí el día anterior y la mañana misma de la carrera, y tampoco me tomé todos los geles planificados (es que me cuesta mucho comer previo a las carreras y en las carreras). Esto me pasó la cuenta en la parte final de la maratón, porque me dio un “bajón” y me fatigué los ultimos 3km aprox. Así que hay que seguir trabajando eso.
Lugares para comer en Viña, no conozco muchos, pero recomiendo el VaBene que está cerca de la costanera. Es una trattoria a la que fui esta vez y la verdad es que tienen varias opciones que incluso se pueden modificar (algo crucial para un vegano). En Santiago recomiendo sí o sí el El Huerto, Vegan Bunker, el Katako Veg, SweetFran Tienda, La Fraternal y Café Filomena.
¿Cómo describirías la carrera, organización, hidratación, paisajes u otros?
Es la carrera más linda que he corrido hasta el momento. A diferencia de otras, esta la disfruté mucho. Iba mirando el paisaje, oliendo la brisa marina, apreciando cada cosa bonita que me daba el ambiente costero. Además, la organización de la carrera me pareció buena. Había motivación en la ruta con batucadas y música, y al llegar varias opciones para reponer energías, así que me dejó satisfecha. Los únicos reparos que haría serían en la hidratación, ya que creo que en algunos puntos se había acabado el agua quedando solo gatorade; y también el lugar del retiro de kit, ya que este era muy pequeño y aburrido en una ciudad donde hay miles de lugares lindos donde poder haber realizado esa dinámica.
Ganaste el primer lugar en la distancia 42k, ¿lo esperabas?
No, para nada. Había llegado un poco fatigada y en ese minuto lo que me importaba era volver a estar bien, comer, tomar agua y sentarme un ratito. El tema del podio fue sorpresivo, y eso mismo me dio aún más felicidad porque jamás lo pensé.
¿Por qué recomendarías esta carrera?
Recomendaría la Maratón de Viña del Mar porque es hermosa, compleja sí, pero el paisaje lo vale. Además, es cálida y la gente que acompaña y hace barra tiene mayor libertad y rango de movimiento para alentarte. No hay tantas restricciones como en Maratón de Santiago, por ejemplo, donde no te dejan pasar si no eres corredor, y para encontrarte con tus familiares o amigos debes caminar cuadras para salir de las carpas. En Viña es mucho más sencillo eso y se vive un ambiente más familiar todavía.