Soy Catalina Gerstle, tengo 30 años, y corro desde chica, pero intermitentemente y el running generalmente no ha sido mi foco. Soy mucho más multisport y los últimos años he estado más dedicada a entrenar triatlón. No corría maratón hace 7 años.
Cuándo decidiste correr tu carrera?
Hace casi un año, justo después de la Maratón de Viña. Se juntaron varias cosas; mi futuro marido/entrenador hizo un muy buen tiempo en MDV que lo clasificaba directo. Yo por mi parte, no corría maratones hace casi 7 años y como en Viña corrí 21km acompañando a una amiga y me volví a re-encantar con el running. Me encanta también esa sensación de simplicidad que te dan las competencias corriendo. Competir en triatlón significa una logística mayor: viajar con bicicletas, que no se te quede absolutamente nada de las 100 cosas que hay que llevar, probar el agua, la bici, trotar…El running es simple, sencillo y eso me ayudó con el reencantamiento. (Bueno, también porque mi primera maratón la corrí en Berlín el 2010. Entonces era emocionante volver a mis inicios!)
¿Cómo te inscribiste?
Me inscribí por agencia porque con José Ignacio postulamos doble: el por tiempo y juntos por sorteo (Berlín te permite postular de a 2 o a 3 personas). Sólo quedó el, entonces eso me hizo tener aun más ganas de correrla así es que contacté una agencia para el alojamiento y el cupo en la carrera, funcionó todo perfecto.
¿Cómo organizaste el viaje: cuántos días antes llegaste, dónde alojaste?
Llegué dos días antes lo que es arriesgado, pero nos resultó bien. Los dos ya teníamos la suerte de conocer Berlín por lo que el City Tour fue prescindible. El viernes antes de la carrera ya estábamos almorzando en Berlín, en un hotel a cinco cuadras de la partida. Lo bueno era que el día sábado pudimos hacer el trote de activación corriendo a la Puerta de Brandemburgo en donde ya se respiraba la maratón, el ambiente era increíble y siempre hay otro chileno/a con el que te encuentras.
¿Qué lugares recomendarías para comer, cómo organizaste tu alimentación?
Mi alimentación es bastante regular con unos leves cambios pre-carrera. Trato de dejar fuera la fibra y verduras los dos días antes y eso mismos días me doy más permiso para los muffins y helados, además de muchísima hidratación toda la semana previa. Para la carrera, mis geles de siempre, ultra probados y favoritos: Maurten.
¿Cómo describirías la carrera, organización, hidratación, paisajes u otros?
La carrera es impresionante y la organización me atrevería a decir que es perfecta. La cantidad de voluntarios, puestos de abastecimiento, organización de los corrales, la expo, hace que todo funcione excelente para los casi 38.000 inscritos de este año. No sé si he visto una organización de este nivel en todas las carreras que he participado en mi vida. Berlín hace que la experiencia completa sea increíble.
¿Qué te sorprendió?
En primer lugar el apoyo de la gente. Para los que no partimos en los corrales de adelante y nos tocó una lluvia muy muy fuerte, la barra, el apoyo y la gente en las calles a lo largo de los 42km bajo la lluvia fue sorprendente y muy emocionante. También me sorprendió lo plana que es. Uno sabe que la gente va a buscar sus PB a Berlín y que es rápida, pero me sorprendió que no había ABSOLUTAMENTE ninguna subida, lo máximo!
¿Por qué recomendarías esa carrera?
Si eres un corredor de tiempo, por lo rápida. Si eres un corredor gozador, por lo entretenida que es y porque estás en Europa entonces el viaje puede incluir unas mini vacaciones recorriendo lugares lindos y entretenidos.
BONUS TRACK
Berlín: kilómetro a kilómetro
Esta carrera fue para mí algo muy distinta a lo que esperé y planifiqué. Hace muchos años no competía en una maratón y la verdad es que a pesar de ser triatleta, nunca fui fan del running. Cuando me inscribí lo hice motivada por el desafío, por estar 20 semanas dedicada a algo que no me encantaba, y poder sacar lo mejor de mí. Además, poder estar con JI en lo mismo me motivó mucho, disfrutando y vibrando con estas experiencias, me encanta. Compartir debe ser por lejos, lo que más me gusta del deporte.
20 semanas antes empecé el proceso, con mucha ilusión, con un nuevo club, nuevo entrenador y un grupo atómico. Este proceso fue distinto a cualquier otro: por el apoyo que sentí, por cuánto lo disfruté, y por la evolución que vi en mis tiempos. ¡Estaba motivadísima! Fue entretenido además porque como todo proceso largo, tuve desafíos.
Además del exceso de pega, tuve complicaciones típicas de mujeres relacionadas al Core y una mala base de estabilidad en mi cuerpo. Todo eso lo superé, y seguí mejorando. me sentía entonces mucho más fuerte, motivada, y feliz. Disfruté como nunca antes estas 20 semanas, fui muy disciplinada, matea, me asesoré, exprimí a mis kines, a mi entrenador y a mis amigas expertas en maratones.
Todo iba perfecto hasta que un mes antes (21km de Buenos Aires), sentí un dolor que iba a terminar en lo que fue una bursitis, lesión muy dolorosa, y fome. Así, estuve casi parada las últimas tres semanas antes de la carrera. Con miedo y mucha incertidumbre.
El día de la carrera para mi tenía todas las emociones propias de un día así de especial. Nervios previos, ansiedad, ganas de saber “cómo respondería mi pierna”, y muchísimas ganas de cruzar esa meta y llevarme la medalla a Chile. Y así fue.
Era muy poco probable que la lesión no apareciese. Así es que partí 10seg más lento que lo planeado los primeros 10km.! Los disfrute! La carrera es maravillosa y la cantidad de gente también, la energía en Berlín es muy muy especial. En el km11-12 me vino el pinchazo que estaba esperando y con la mente muy fría, aplique remedios, baje el ritmo y me tomé todo lo que tenía en el kit de emergencias.
Desde ese minuto supe que no sería “la carrera de mi vida”, pero estaba completamente segura de que iba a llegar a la meta. Costase lo que costase y me demorase lo que me demorase. El dolor era fuerte y me costaba mucho seguir corriendo. Pero al mismo tiempo, me preocupé sólo de visualizar la meta y hace valer cada uno de los esfuerzos que hago día a día para poder estar ahí.
En el km 17 se pone a llover fuerte y no paró más. Estaba EMPAPADA, pero como ya no estaba haciendo el tiempo de mis sueños, pude disfrutar la lluvia, valorar es esfuerzo y motivación de la gente haciendo barra, y hacer lo que no siempre podemos hacer en una carrera: “disfrutar”. Igual no puedo decir que iba 100% feliz. Tenía un poco de pena y rabia porque hice un proceso muy bueno y muy lindo. Me re-encanté con el running (que nunca me había gustado mucho), entonces en ese minuto, encontraba injusto no poder coronar el proceso como (yo) creía que lo merecía.
Finalmente me propuse sacar lo mejor de la experiencia y eso creo que hice. La terminé con un poquito de amargura, pero a la vez orgullosa. Orgullosa de haber bloqueado ese dolor, de no haber puesto una excusa, y orgullosa de mi JI que estaba segura había hecho un tiempazo. Crucé la meta muy emocionada, llena de gente (cada uno con su propia historia, y eso me encanta).
Y eso era. Una maratón para recordarla, con un proceso que fue muchísimo más especial que la carrera en sí. Con una experiencia más para coronar, compartir y guardar.
Me encantó la experiencia, estoy feliz de haberla vivido. Feliz con mi medalla y mucho más feliz con JI, su tiempo y su incansable energía por motivarnos a sacar todos los días o mejor de nosotros.