Probando las Asics Gel Kayano 27™

por Mariana y punto

Con mis propias piernas he comprobado lo fundamentales que son las zapatillas para poder practicar un deporte como correr. Hace más de 10 años, después de una operación, retomé el trote con un poco más de entusiasmo vital que el que tenía antes: corría no más de media hora, unas 3 veces a la semana, pero con unas zapatillas que tenían más de 10 años y quién sabe cuántos kilómetros encima.

Terminé con las dos rodillas destruidas, gastando mucha más plata en kinesiólogo de lo que me hubieran costado zapatillas adecuadas. Pero aprendí lo necesarias que son y lo importante que ir probándolas para ver si se amoldan a ti, contar los kilómetros de uso y tener en cuenta la superficie en las que las usas.

Desde ese aprendizaje, en estos años de trote intermitente he usado 3 pares de zapatillas hasta gastar su kilometraje; ahora tenía que ir por las número 4 y tuve la oportunidad de salir de innovar con unas Asics Gel Kayano 27™.

Si bien llevaba una década de Nike (principalmente Pegasus), en mi adolescencia voleibolista ya había sido asidua a las Asics, por lo que me era una marca familiar y sinónimo de la ilusión de un buen rendimiento deportivo. Y lo que más me cautivó de este modelo fue que se veían y sentían anchas en la zona de los dedos de los pies; visualmente quizás me parecía que se veían muy grandes, pero a la vez sabía que eso me acomodaría porque los modelos anteriores que usaba eran muy estrechos y potenciaban un callo que tengo en un dedo y también a veces otro tipo de heridas de roce.

Asics Gel Kayano 27™

Antes de las Asics Gel Kayano 27™, nunca había usado zapatillas donde sintiera tanta amortiguación, y leyendo sobre ellas, supe también que eran especialmente flexibles para poder facilitar la transición entre pisadas más aficionadas hacia más expertas, descripción que me pareció desafiante y motivadora para considerar evolucionar en mi rendimiento.

Además, tiene otras tecnologías como la DYNAMIC DUOMAX™, que sujeta y estabiliza para corredoras que tienden a inclinar sus pies hacia adentro, y la SPACE TRUSSTIC™ en la entresuela, que también estabiliza y hace que pesen menos, para que la pisada fluya más entre el contacto y la impulsión.

Porfiada (y motivada), las estrené en una salida de 14 kilómetros (una cantidad que llevaba corriendo solo una vez consecutiva antes, que es bastante más de lo que he corrido en mis salidas históricamente), pero afortunadamente mis piernas apenas se resintieron del cambio de zapatillas, y ya llevo 5 corridas en las que las siento parte de mí.

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