Por Ame Mazuela (Amiga que corre e instructora de
Gold’s Gym. De Puerto Montt al mundo)
Hace unos días atrás vi esta película. No la esperaba, ni tampoco le había puesto mucha atención, si soy sincera. Pero nada, ya estaba en el cine con mis tickets y mis cabritas, lista para ver Brittany runs a marathon.
Básicamente se trata sobre una mujer, Brittany, pasando por una no tan buena etapa de la vida: tiene un trabajo penca, está triste, disconforme con su cuerpo y su entorno tampoco aporta mucho. Va al médico (a buscar Ritalin para poder seguir con su vida caótica), quien le dice que tiene que hacer cambios radicales en todo, porque no anda nada de bien y se a morir joven. Bueno, no le dice eso literal pero apunta hacia allá. La guinda de la torta: etapa negra y salud ahí no más.
Ahí es cuando la protagonista, la seca Jillian Bell, decide que ya basta y cómo decide partir? bajando de peso. Suena muy simplista, pero decide correr para perder grasa y tener un “peso con un índice normal”…tan simplista como pensar que esta película es un ejemplo de transformación de cuerpo tipo “antes / después”.
No quiero contar ni adelantar mucho más, de todas formas el título es auto explicativo: Brittany se propone que para cambiar algunas cositas y alcanzar el objetivo propuesto, nada mejor que correr la maratón de Nueva York (!!!) por lo que agarra su buzo, polera-pijama y se lanza. Fácil? Nunca. Sobre todo si eres una persona buena para el carrete casi que a diario, como Brittany, que tampoco fue ni nunca ha sido “buena para el deporte”. Es aquí donde parte todo lo bonito, el proceso de comenzar algo nuevo, de tener miedo, de “fallar”, de decidir hacer algo que nunca has hecho y que involucra una preparación heavy tanto física como mental.
Apuesto a que todos se pueden identificar con eso. Como todo proceso, incluye cosas buenas (nuevos amigos que también están en la misma) y cosas malas, pero que al final siempre va a valer el esfuerzo y ganas invertidas en querer lograr algo que parece imposible, como es en este caso correr nada más y nada menos que un maratón.
La película trata algunos temas complejos, como el hecho de decidir cambiar el estilo de vida que llevabas para alcanzar uno más saludable, y tratar de definir en que consiste ese “nuevo camino”, otro punto donde seguramente igual podríamos vernos reflejados. Esto siempre es super personal (está demás aclararlo), a veces puede incluir el querer perder peso/ver la balanza moverse como clave fundamental para seguir, lo que puede llevar a tener conductas medias obsesivas y nada saludables.
Lo bacán es que la historia tiene otros puntos también que no se enfocan solo en la parte “física” o lo” saludable” de Brittany y que pasan de forma paralela y complementaria (cof cof ojo con Jern, Catherine y Seth).
Me encantó ver el proceso de alguien que se mete con todo en la práctica de un deporte, porque me pasó a mi igual.
Fijarte una meta y tratar de lograrla sea como sea, con tropiezos y caídas que ponen en duda tu capacidad de cumplirla, de cuestionarte incluso tu valor como persona, cuando se le da más importancia al físico. Ver cómo toda la historia se desarrolla de forma natural y bonita gracias a la actuación de Jillian Bell. Para terminar, sólo quiero decirles que vayan a verla. Que agarren a su gente y partan a verla. No es necesario ser runner, ni deportista ni mujer, porque la van a gozar de todas formas: risas, lagrimas y piel de gallina incluídas.